miércoles, 5 de agosto de 2015

Ser mujer y joven




“Hoy me levanté temprano para ir al laburo. Con fiaca, porque la jornada arranca temprano como todos los días. Mientras iba a tomarme el bondi con cara de dormida, un tipo me tira un piropo en el medio de la calle. Hago como si no escuchara nada. Sigo mi camino, finalmentme subo al bondi y estoy atenta de que niguno me apoye. Siempre hay algún zarpado que aunque sean las seis de la mañana lo intenta. Después del viaje, llego temprano al laburo para prepararme unos mates. Y comienzo la jornada en el call, con los gritos de la supervisora. Siempre intento llegar a los objetivos, porque en cualquier momento me pueden echar. Todos los días hacen entrevistas y toman pibas nuevas. Encima nos persiguen en las cámaras para ver si hablamos entre nosotras (la mayoría somos mujeres),si usamos el celular, si cada cuatro minutos no hacemos un llamado nos pegan un grito, así pasan los días. Pero no queda otra, laburo hay poco y lo tengo que cuidar. Aunque el baboso del dueño de la empresa se pasee entre los sectores para mirar a todas, y nos creamos que es algo normal. ¿qué puedo hacer? Tengo que trabajar.”
Si alguna de estas cosas te pareció familiar, es porque vivís en el mismo mundo que yo, en una sociedad capitalista, que utiliza el machismo para oprimirnos y así explotarnos mejor. La realidad para las mujeres jóvenes y trabajadoras en Argentina, es ésta. Somos altamente explotadas, en trabajos precarios sin posibilidad de sindicalización, muchas veces en negro. Además, tenemos que volver a nuestras casas asediadas por el acoso callejero. Los medios de comunicación tildan de “fáciles”, de “fiesteras” a las chicas que mueren asesinadas, víctimas de los femicidios. Muchas veces tenemos que optar entre continuar los estudios o tener un hijo, ya que en nuestros lugares de trabajo y de estudio no contamos con guarderías, ni tenemos la posibilidad de elegir el momento de ser madres.
Cada vez menos laburo
Con el ingreso de la crisis, las primeras que sufrimos la pérdida del laburo somos nosotras. Según el propio INDEC las mujeres jóvenes somos las más afectadas, y que sufrimos una “progresiva exclusión laboral” en los últimos años. Según una consultora privada, los jóvenes de 18 a 24 años desocupados, los llamados “Ni-Ni” (aquellos que no estudian ni trabajan) y aquellos con empleos precarios suman unos 3,4 millones. Y de esos jóvenes, 1,25 millones son pobres. Seguro los números no te sorprenden, sabemos lo que es buscar laburo y que en todos lados te pidan experiencia, te paguen dos mangos, y tengas que rebotar de un laburo a otro porque cuando cumplís el período de prueba te echan y no te pagan nada. Solo nos queda ir a limpiar casas, trabajar en fábricas hiper explotadas, como las textiles y las de alimentación, o quedarnos en casa sin que nos paguen por realizar todas las tareas domésticas y el cuidado de los hijos.
Acoso callejero, del día a la noche
Estarás más que acostumbrada, lamentablemente, a tener que elegir qué te pones, si es corto si es largo, si te marca mucho la figura, porque siempre te gritan y te acosan en la calle. Las jóvenes, somos las que más sufrimos este karma de la opresión. Y nos echan la culpa de mostrar mucho, de incitar a que nos piropeen. Y salen los políticos inclusive en defensa del acoso, como lo hizo Mauricio Macri en su conocida declaración, diciendo que “ En el fondo, a todas las mujeres les guste les digan un piropo; a aquellas que dicen que no, que ofende, no les creo nada. No hay nada más lindo que te digan ‘qué lindos ojos’, por más que esté acompañado de una grosería, como ‘qué lindo culo que tenés’, y está todo bien. ”¿Qué nos gusta? ¡Nos da pavor tener que escuchar cosas horrendas todo el día! Y que nos pase desde que tenemos 12,13 años, es una situación terrible.Los programas de televisión, los medios de comunicación, todos incitan esta violencia. Mostrando que es natural vender productos con el cuerpo de la mujer, que es objeto que se utiliza y luego se puede descartar, un producto descartable. La cosficación de nuestros cuerpos es moneda corriente en todos los medios, profundizando la violencia y el acoso. Además, las más jóvenes sufrimos con la imposición de estereotipos, de que tenés que tener culo, tetas, una cintura chica para lograr algo en esta vida. Ejemplo de ello es el programa que miran miles de argentinos y argentinas, “Gran Hermano”, donde a una de las participantes se la llama “la nueva gordita”,y llegó a sufrir varias agresiones por parte de sus compañeros de programa, con la aprobación de productores y directores del mismo.Somos víctimas de la presión de la iniciación sexual, porque si perdés la virginid de grande es porque sos demasiado pacata, y si lo hacés de muy chica es porque sos demasiado fácil. Como si existiera un patrón que te indique cuándo es el momento adecuado, porque la sociedad te impone ese patrón y sino te deja afuera. No nos permiten tener un control de nuestro deseo sexual, de nuestro cuerpo porque el aborto se mantiene ilegal para las mujeres trabajadoras e hijas de trabajadoras.
Educación sexual para decidir
Esta es una materia pendiente en el calendario escolar kirchnerista, que alineadahora al Papa Francisco, no pone en práctia en primaria y secundaria. Por lo tanto lasmás jóvenes, se ven indefensas ante las enfermedades de transmisión sexual, con pe-ligro de embarazos no deseados y con muypoco conocimiento sobre el funcionamiento de nuestros propios cuerpos. Es necesaria una educación sexual desde la escuela, para protegernos y cuidarnos a nosotras mismas esto va de la mano con la utilización de métodos anticonceptivos, y la legalización del aborto seguro y gratuito en los hospitales públicos.
Terminar con la opresión es terminar con el sistema
Quizás te preguntes si esto se terminará algún día, o si es posible lograr nuestras reivindicaciones como mujeres jóvenes, para terminar con el acoso laboral y callejero para tener trabajos dignos, educación sexual y aborto legal. Para ello tenemos que continuar con la movilización en las calles como la del 3 de junio. Es necesario organizarnos en nuestros lugares de estudio y de trabajo para exigir que el Gobierno se haga cargo de esta situación. Y terminar en ese camino, con el sistema capitalista que nos explota y oprime.

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